domingo, 1 de octubre de 2017

Un cuento ¡Puajjj!

 
cuento puaj

Aquella mañana la tía Sidonia se despertó, corrió al baño a pasarse los dedos mojados sobre los ojos y cuando se miró al espejo, dijo:
– ¡Puajjj!
Después se lavó los dientes moviendo mucho el codo así y así y al terminar, dijo:
-¡Puajjj!
Cuando se sentó delante de su mate dulce dijo:
-¡Puajjj!
Y la vaca Mumuñonga que la estaba mirando por la ventana, comentó mientras rumiaba:
– ¡Qué cosa, la tía Sidonia tiene ¡puajjj! Esta completamente espuajada.
Y se fue a contárselo al gallito Quiquiripúm que entonaba sus quiquiriquíes sobre el techo, para hacer salir al sol.
– ¡Qué barbaridad! – dijo el gallito. una persona espuajada es peor que una persona con hipo, hay que sacárselo.
Mientras tanto, la tía Sidonia daba vueltas por el campito haciendo ¡puajjj! frente a todo lo que se le cruzaba: el maizal que agitaba sus hojas de cintas, el chanchito rosado que mamaba, las campanillas azules que zumbaban porque tenían una abeja de pensionista.
Y hasta cuando vio un grano de maíz amarillo, panzonzito y de naríz blanca, en lugar de decir ¡qué grano tan pipu!, dijo ¡puajjj! Era el colmo.
Los animales empezaron a preocuparse porque el ¡puajjj! es tan contagioso como el bostezo.
– Hay que sacarle el ¡puajjj! a tía Sidonia -dijo gallina Cocorilila.
 Y empezó un verdadero congreso con todo bicho que caminaba por el campito, para tratar el problema de una tía espuajada.
Los animales hablaron, consideraron, discutieron, pelearon y votaron.
¿Cómo votaron?
Metiendo cada uno una hojita en el nido de la gallina. Y todos ganaron, porque decidieron hacer lo mismo
Cuando tía Sidonia llegó a su casa no entendió muy bien lo que pasaba. Encontró a todos los animales uno arriba del otro.
Claro que el pato estaba sobre la vaca y no al revés. Y el gorrión sobre la gallina y no al revés.
Tía Sidonia quedó un poco sorprendida y se acercó a los animales apilados. Mirándolos a todos con la mirada panorámica les dijo:
– ¡Puaaaj!
Y entonces gallina Cocorilila, que estaba sobre el perro y debajo del gorrión, contestó:
– ¡Guau guau!
Y el perro Garufa cacareó feliz, como si hubiera puesto un huevo.
Y el gallo Quiquiripúm dijo:
-¡Muuu!
Y la vaca Mumuñonga cantó un quiquiriquí como para hacer salir tres soles.
Y el pato pió como el gorrión Jorgelino.
Y el gorrión hizo un cuac cuac finito, finito.
Tía Sidonia no podía creer lo que estaba oyendo. Las cejas se le volaron un poco para arriba, revoleó los ojos, abrió la boca, y sacudiendo la cabeza gritó:
– ¡Tururú! ¿Qué es eso de andar diciendo un grito por otro? ¡A ver, cada bicho con su grito!
Los animales se miraron de reojos, sonrieron como sonríen los animales, que a veces es con la cola, hamacaron de un suspiro el maizal y cada cual en su idioma dijo:
– ¡Puajjj! ¡Hemos vuelto a la normalidad!

 Laura Devetach

fuente:https://udlerlorena.wordpress.com/2013/04/29/cuentos-para-contar-y-dar-de-leer/

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